martes, 30 de diciembre de 2014

EL EXRAÑO CASO DE OLIVER THOMAS

En total eran 15 personas en le festejo del 24 de Diciembre del año 1909, en la granja Owen en el país de Gales. La fiesta avanzaba y la señora Thomas se percató de que se estaba acabando el agua. No había problema, a apenas unos metros de la casa había un pozo y solo había que que ir a sacar un bote de agua. Como los mayores estaban en medio de una agradable charla, decidió pedirle a su hijo Oliver que saliera a buscar agua al pozo. Afuera hacía frío, pero había acabado de nevar y se veían ya las primeras estrellas. El niño se calzó unas pesadas botas y, protegido por una bufanda que amorosamente le colgó su madre, salió resuelto con un balde en la mano.

Solo había pasado unos instantes, después dirían los que se quedaron en la fiestas que apenas fueron unos instantes, cuando todos se estremecieron al oír un alarido del pequeño. Fue un grito penetrante, más que nada de sorpresa, que inmediatamente después fue seguido por llamadas de auxilio.

"socorro!,  me llevan!" llego a decir Oliver. Todos los presentes salieron a la puerta y Owen Thomas cogió su fusil, el que colgaba de su chimenea, mientras exclamaba: "Un lobo!". Pero en el exterior no había nadie. Pudieron seguir el rastro del niño en la nieve, unas pisadas que se interrumpían bruscamente, como si hubiese desaparecido sin dejar rastro.
Desconcertados escuchaban el grito del pequeño "Socorro, me han agarrado!". Todos los que lo buscaban quedaron anonadados, miraban al cielo pero no veían nada, ninguna pista, nada que les mostrase donde se encontraba y que se lo llevaba hacia el cielo.




El cuerpo del pequeño Oliver nunca fue encontrado y el misterio sigue sin ser resuelto.


Por Jaguar Marmolejo

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